lunes, 6 de octubre de 2008

viernes, 3 de octubre de 2008

La independencia de Cuba



José Martí, poeta y fundador, en 1892, del Partido Revolucionario Cubano (PRC), encabezó la segunda guerra de liberación nacional. Su movimiento contó con un amplio respaldo popularA la reivindicación de independencia se unían toda una serie de demandas de tipo social. A pesar de tener muchas limitaciones, el programa de Martí tenía un marcado carácter progresista en la medida que apelaba a la intervención de las masas para alcanzar reivindicaciones de tipo democrático nacional José Martí se dio cuenta de que la independencia formal de la corona española alcanzada por los demás países latinoamericanos no lo resolvía todo, era necesaria una "segunda independencia" que liberase al país del asfixiante dominio del creciente imperialismo norteamericano.

La represión indiscriminada del ejército colonial no logró frenar la creciente ira de la población contra la dominación española y efectivamente, los norteamericanos deciden intervenir en Cuba aprovechando la formidable ocasión, con la excusa de la defensa de la independencia de la Isla. En poco tiempo los norteamericanos hicieron entrar en razón a los militares españoles y el 10 de diciembre de 1898, con el tratado de París, tomaron posesión del país.
En 1901 el senado norteamericano votó la enmienda Platt, que se insertó como apéndice a la primera Constitución Cubana en la Asamblea Constituyente, compuesta por los mejores exponentes de la burguesía liberal de La Habana, dejando en evidencia el carácter sumiso y conservador de esta clase social. Uno de los artículos de la enmienda Platt, señala que: "(...) el gobierno de Cuba acepta que los Estados Unidos puedan ejercitar el derecho de intervención con el fin de conservar la independencia cubana y el mantenimiento de un gobierno adecuado a la protección de la vida humana, de la propiedad y las libertades individuales (...)".
Con esta enmienda EEUU ratificaba su absoluto dominio sobre Cuba que duraría varias décadas. Es verdad que en 1902 los marines regresaron a casa y que Cuba se convirtió, formalmente, en una república independiente, pero siguieron influyendo poderosamente en la política de la Isla y en el ámbito económico los norteamericanos mantuvieron, e incluso incrementaron, su dominio. Si en 1895 las inversiones norteamericanas fueron de 50 millones de dólares, el año de la independencia, 1902, éstas ascendieron a 100 millones de dólares y la United Fruit Company adquirió 7.500 hectáreas de tierra al precio de 50 centavos de dólar por hectárea.

Batista y el PCC















De 1937 en adelante Batista, aconsejado por el entonces presidente de EEUU Rooselvelt, concede una cierta apertura democrática e impulsa un mayor control del Estado sobre la economía, especialmente la producción de azúcar y tabaco. Repentinamente, el PCC, que definía a Batista como un "traidor a la nación y siervo del imperialismo" efectúa otro giro de 180 grados. "Batista había comenzado a no ser el principal exponente de la reacción" afirmaba Blas Roca en julio de 1938 y continuaba: "El estallido revolucionario que en septiembre de 1933 lo indujo a revelarse contra el poder no ha cesado de ejercitar una presión sobre él"
El gobierno de Batista recibió la etiqueta de "democrático" por parte de Rooselvelt y en esa coyuntura la burocracia estalinista no quería entorpecer sus relaciones económicas y políticas con el mandatario norteamericano. Ahora los principales enemigos de Cuba eran los fascistas pero no Batista (¡!). Como muestra de agradecimiento el PCC fue legalizado en 1938. Cuando en noviembre del 1939 se llevaron acabo las elecciones para la Asamblea Constituyente, se confrontaron dos coaliciones: Batista y los comunistas por un lado y los Auténticos de Grau y el ABC de la otra. Ganaron estos últimos y el PC obtuvo el 10% de los votos aproximadamente. El año siguiente Batista se hace elegir presidente de una manera no muy limpia y para 1942 dos comunistas, Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez, entraron al gobierno.
En ese período el PCC cambia de nombre, pasándose a llamar Partido Socialista Popular, y figuraba entre los partidos más a la derecha de la Internacional Comunista. El II Congreso del PSP consideró oportuno saludar al presidente Batista con estas palabras: "(...) Deseamos reiterar que puede contar con nuestro respeto, afecto y estima por sus principios de gobernante democrático y progresista" .La crítica al imperialismo estadounidense pertenecía al pasado y, sosteniendo la inutilidad de las nacionalizaciones de las propiedades extranjeras, se proponía "la colaboración en un programa de economía expansiva que aceptaría pagar intereses razonables para las inversiones extranjeras, principalmente inglesas y norteamericanas. Los sindicatos, en 80% de los cuales los comunistas habían conquistado una posición dirigente, publicaron un folleto con el título "La colaboración entre los empresarios y los obreros". Efectuando un posterior viraje político los dirigentes del PSP ofrecieron su colaboración al nuevo presidente Grau San Martín, para después ser desechados y pasar a la oposición en 1946. La sucesión de giros, vacilaciones y traiciones por parte de los dirigentes que se suponían "herederos de las tradiciones de Octubre" en Cuba, constituye un caso paradigmático del desastre que el estalinismo provocó en el conjunto del movimiento revolucionario de América Latina.
Un partido que tenía una influencia decisiva en el movimiento obrero cubano y cuya dirección, en nombre del comunismo y de las tradiciones revolucionarias de Octubre, practicaba la más despreciable política menchevique y de colaboración de clases no podía menos que dejar su impronta en la política cubana.



El golpe de Estado de Batista y el asalto al cuartel de Moncada


La oposición al golpe era muy fuerte entre estudiantes e intelectuales. El 26 de julio de 1953 un grupo de aproximadamente 120 jóvenes agrupados en torno a Fidel asaltan el cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba, con el fin de desencadenar un movimiento social que propiciase el fin de la dictadura. Aunque acabó en la muerte y el fusilamiento de la mayoría de sus participantes y en el encarcelamiento de los supervivientes (entre ellos Fidel y su hermano Raúl), el asalto tuvo un enorme papel propagandístico y la figura de Fidel pasó a ser muy conocida. La fuerte campaña internacional por la liberación de los encarcelados de Moncada, unido a la necesidad del régimen de dar una imagen de normalidad, propicia su liberación dos años después, tras la que se exilia a México y funda el Movimiento 26 de Julio. En 1956 rompe definitivamente con el Partido Ortodoxo

El ideal de Fidel estaba profundamente inspirado en Martí, el de un desarrollo próspero, socialmente justo e independiente de Cuba, pero sin que ello conllevase la ruptura con el capitalismo ni implicase una política de independencia de clase. Sin embargo, la historia nunca se repite exactamente del mismo modo. En la época de Martí la clase obrera apenas podía jugar un papel político independiente. Medio siglo después una clase obrera ya tenía un peso decisivo en la sociedad y eso tendría implicaciones en el futuro desarrollo del proceso revolucionario cubano. La Revolución Cubana fue una clara confirmación de la teoría de la revolución permanente. Como escribió el dirigente revolucionario ruso León Trotsky en La revolución permanente en relación a las revoluciones en los países de desarrollo burguesa retrasado "la solución íntegra y efectiva de sus fines democráticos y de su emancipación nacional tan sólo puede concebirse por medio de la dictadura del proletariado (…)" (León Trotsky, La revolución permanente).

La farsa electoral de Batista


A finales del año 1957, un año antes del derrocamiento de Batista, el Ejército Rebelde de Fidel sólo de disponía de 300 hombres.
El año 1957, a pesar de las tensiones políticas, fue un año especialmente bueno económicamente. El azúcar había producido unos ingresos de 680 millones de dólares, 200 millones más que en 1956, y más que ningún año desde 1952. Las nuevas inversiones de capital extranjero alcanzaban un total de 200 millones de dólares. A pesar de temores de que el asunto se le escapara de las manos a Batista, el representante del gobierno de EEUU para los asuntos del Caribe, Wieland, tenía motivos para decir a un periodista: "Sé que muchos consideran a Batista como a un hijo de perra… pero lo primero son los intereses americanos… por lo menos es nuestro hijo de perra, no hace el juego a los comunistas
Los políticos de los partidos más antiguos, como los liberales (el primer partido de los primeros días de la República), que habían ayudado a Batista en todo, al final se vieron perdidos. Lo mismo ocurrió con muchos políticos que habían servido a Cuba y a sí mismos, durante los 25 años anteriores (…). En resumen, a lo largo de años, Batista había completado lo que habían iniciado: la corrupción, el gansterismo, el paro masivo y el estancamiento económico. El pueblo cubano había perdido completamente la fe en los hombres que le habían estado gobernando, pero, como es un pueblo de gran vitalidad, no se resignaba a una vida meramente vegetal, y guardaba en su alma un potencial enorme de fe y esperanza, que después movilizó Castro"


El 1 de marzo de 1958 los obispos lanzan una propuesta de paz consistente en la formación de un gobierno provisional y el abandono de la lucha armada, que correctamente no fue aceptado por los dirigentes guerrilleros.

Fracaso de la "operación verano"de la dictadura

Fidel Castro había anunciado una huelga general, pero sin concretar fecha. No contaba con el apoyo del grueso de los sindicatos, ni con el de los comunistas, el único grupo de la oposición con una influencia real en el movimiento obrero organizado. A pesar de que los comunistas querían participar en los comités de huelga fueron rechazados en varias ocasiones, hasta que finalmente el 28 de marzo Fidel Castro escribe para que se acepte la entrada, pero en La Habana consideran que era ya muy tarde.
La huelga resultó un fracaso, pero tuvo enormes efectos en la situación: en relación a las tensiones entre el llano y la sierra, dentro del Movimiento 26 de Julio, se reafirmó hegemonía de la sierra, es decir de Fidel y de los dirigentes guerrilleros frente a los que desarrollaban el trabajo fundamentalmente en las ciudades. Políticamente significó una reafirmación de la autoridad de los sectores más decididos y radicales del Movimiento 26 de Julio. Por otro lado el fracaso de la huelga es interpretado por Batista como una señal de apoyo a su gobierno y se anima a lanzar una ambiciosa ofensiva militar contra la guerrilla. Pero fue una apreciación falsa y la "operación verano" que se lanzó en Sierra Maestra acabó en una derrota, con consecuencias definitivas para la dictadura de Batista.
El Alto Mando de Batista, que ahora era una banda desmoralizada de oficiales corrompidos, crueles y perezosos, sin experiencia de combate, empezó a tener miedo de ser totalmente eliminado por un enemigo cuyo número y paradero no sabían con exactitud.Los guerrilleros constituían una fuerza mucho más pequeña, pero "las fuerzas de Batista no podían avanzar un solo metro sin que al cabo de unos minutos llegara alguien,corriendo y sudoroso, para decírselo a Castro". Las deserciones eran cada vez más frecuentes, incluso en el mando. En julio de 1958, la retirada de Sierra Maestra era total.
El 20 de julio se cristaliza el Pacto de Caracas, firmado en Venezuela entre el Movimiento 26 de Julio y todos los partidos de la oposición, a excepción del PSP, que seguían siendo rechazados (aunque por entonces ya había una aproximación del sector más a la izquierda del Movimiento 26 de Julio con los comunistas para cubrir el frente obrero, vista la incapacidad de los dirigentes más liberales del llano para llegar a los trabajadores) y los dos partidos que se habían prestado a participar en la farsa electoral sin ningún futuro que había organizado Batista. El pacto exigía "una estrategia común para derrotar a la dictadura por medio de la insurrección armada"

La invasión de Bahias Cochinos


Con la elección de Kennedy en noviembre de 1960, y la culminación de las nacionalizaciones, la invasión de EEUU era inminente. Esa perspectiva provocaría una movilización general de la población cubana.
La CIA, subestimando claramente las grandes reservas de apoyo que tenía la revolución, confiaba en que una invasión animaría a una movilización interna que derrocaría a Fidel. Según su cálculo, la contrarrevolución contaba con 2.500 militantes activos en el ejército, 20.000 partidarios en las ciudades y, tras ellos, una cuarta parte de la población cubana.
A pesar de todo, había voces en EEUU en contra de la invasión, por los peligros que entrañaba una implicación directa (se sabe cuando se empieza pero no cuándo acaba) y los efectos políticos que eso podía tener tanto en Cuba como en el resto de América Latina.
La invasión empezó a las primeras horas de la mañana del 15 de abril de 1961 con el vuelo de bombarderos americanos pintados con la bandera cubana para que pareciese una cosa interna. Pero pronto se demostró que los aviones eran realmente americanos y Kennedy, por el temor a las implicaciones que eso podía tener, suspendió el apoyo aéreo a la invasión. Según los peritos del gobierno cubano, las 1.500 personas que componían la brigada entrenada para la invasión, habían tenido en Cuba antes de la revolución 400.000 hectáreas de tierra, 10.000 casas, 70 fábricas, cinco minas, dos bancos y diez molinos de azúcar
El Ejército Rebelde era un instrumento insuficiente para soportar las presiones a las que estaba siendo sometida la Revolución Cubana. En medio de un creciente clima de hostilidad por parte de EEUU Fidel tuvo que basarse en la creación de milicias, que llegarían a integrar a 200.000 cubanos, hombres y mujeres.
La invasión fue un fracaso completo y acabó por cimentar el poder y el apoyo popular de los dirigentes guerrilleros y poner el RIP definitivo al capitalismo en la Isla. Sintiendo que las conquistas de la revolución estaban en peligro por la invasión imperialista, se produjo una auténtica movilización popular para frenarla. Hubo una dura competencia entre las distintas milicias revolucionarias para ganarse el honor de ser los primeros en aplastar a la reacción. El pueblo, los 200.000 milicianos armados, comprendían muy bien que la victoria de los invasores significaría el fin: la vuelta de la servidumbre al terrateniente, al hambre, a una vida prácticamente animal, al asesinato y a las torturas de los esbirros de los poderosos.
El Primero de Mayo de 1961 el carácter socialista de la Revolución Cubana es anunciado de forma masiva.

Los cambios en el contexto mundial


La caída de los regímenes de la URSS y del Este de Europa tuvo un gran impacto en Cuba. Fue en ese momento cuando la economía cubana pasó por el momento más crítico de su historia.
Los imperialistas se frotaron las manos con la caída de los regímenes de economía planificado y se apresuraron a pronosticar una nueva era de la historia de la humanidad, marcada por la paz, la prosperidad y hasta la supresión de las desigualdades. Pero el capitalismo ha deparado un panorama completamente distinto. La existencia de una sola potencia militar y económica mundial, EEUU, combinado con una crisis de sobreproducción capitalista, ha creado un escenario con una enorme inestabilidad del capitalismo en todos los terrenos: más tensiones ínter imperialistas, la vuelta a guerras imperialistas (Iraq), crisis de las estructuras políticas que habían sido un soporte clave para la estabilidad (ONU, OTAN, OMC, Unión Europea), tensiones proteccionistas y también, cambios en las relaciones entre las clases. El siglo XXI empezaba con la revolución en Ecuador, abriendo una etapa de ascenso revolucionario en América Latina. En los países capitalistas desarrollados la burguesía se ha lanzado a una batalla contra todas las conquistas sociales que han hecho posible una vida algo decente en las últimas décadas. Se observa cada vez más síntomas de una crisis del modelo de consenso social practicado durante años por los partidos socialdemócratas y de origen estalinista. Existen enormes síntomas de descontento social, expresados en las numerosas huelgas por toda Europa o las masivas manifestaciones contra la guerra (oposición a la guerra entre la población norteamericana)
Este es el contexto en el que se sitúa hoy la Revolución Cubana.; resistió a la reacción que sucedió a la caída de los regímenes de economía. Cuba sigue siendo un poderoso símbolo anticapitalista en el mundo, especialmente para las masas latinoamericanas, pero no sólo. Ciertamente el acoso imperialista no ha cejado, el bloqueo sigue ahí. Pero esa realidad también tiene otra cara: la crisis económica, social y política que está sufriendo el capitalismo a escala mundial no tiene precedentes desde los años 30. El péndulo político vuelve a girar a la izquierda, siendo América Latina el exponente más claro de esta situación. Los derroteros de la historia vuelven a atar el futuro de la Revolución Cubana al futuro de la revolución mundial.
Y es en ese contexto cuando se pone más en evidencia la necesidad de una orientación genuinamente revolucionaria para la defensa de la revolución cubana.

Defender una salida revolucionaria

Cuba ha entrado en un momento decisivo de su historia, en el que las ideas auténticamente marxistas pueden jugar un papel trascendental.
No existe nada que pueda eludir el hecho de que Cuba es una pequeña Isla, cuya economía tiene un peso ínfimo en una economía mundial dominada por las potencias imperialistas. Según datos proporcionados por Elena Álvarez, del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas, del Ministerio de Economía y Planificación, si en 1990 se compraban 1,9 toneladas de petróleo con una de azúcar, en 2002 la cantidad de petróleo se redujo a 0,7 toneladas por esa misma cantidad de azúcar. Por más medidas que se tomen con el fin de mejorar la eficiencia y disminuir la dependencia de la economía cubana es evidente que hay límites insuperables en el marco de unas relaciones comerciales mundiales marcadas por una división internacional.
No se pueden resolver los problemas derivados de una economía planificada en el mar del capitalismo mundial más que con la extensión de la revolución mundial y en primer término en América Latina. Para los marxistas hacer concesiones limitadas a inversiones de capital privado en situaciones económicas extremas, no supone la violación de ningún principio. Los bolcheviques, asfixiados también por una situación económica insostenible, recurrieron a la NEP (Nueva Política Económica) que permitía el desarrollo de actividades económicas privadas como una forma de favorecer la producción agraria y abastecer de productos básicos de consumo a las ciudades. El peligro no es la inversión extranjera en sí, sino cómo es controlada y cuál es la perspectiva trazada.
Lenin explicó con toda sinceridad a las exhaustas masas soviéticas, que la NEP era una concesión producto de la enorme debilidad del joven Estado soviético, un paso atrás que permitiría un respiro económico en la obligada espera del triunfo de la revolución en un país capitalista avanzado.
Aunque a veces, desde el gobierno cubano, se insista en que las medidas son accesorias, temporales y que no ponen en cuestión el carácter socialista del sistema cubano, al no haber ningún control real por parte de los trabajadores de los miles de directivos, funcionarios y demás miembros del aparato estatal se convierten en tendencias de fondo que tienen su propia dinámica y son muy difíciles de revertir. Así, la democracia obrera y la libertad de organización y expresión de todas las tendencias que defienden la economía planificada y el socialismo, lejos de ser un estorbo serían un verdadero aliciente para las masas, dando un margen de maniobra mucho mayor a la revolución.
La experiencia histórica de la Unión Soviética demuestra que es imposible construir el socialismo en un solo país. Ahora la situación en América Latina es favorable, como hemos podido ver en los recientes acontecimientos revolucionarios de Venezuela, la victoria de la izquierda en Brasil, los movimientos revolucionarios en Bolivia, Ecuador, Argentina…
Desgraciadamente, en lugar de basarse en la revolución en América Latina, Fidel Castro ha recurrido a acuerdos diplomáticos y, en el mejor de los casos, a campañas de presión internacional contra el embargo. Pero esto tiene unos efectos limitados.Pero esta política sólo consigue los efectos contrarios a los que pretende obtener. Mientras la revolución siga enclaustrada en los estrechos límites nacionales de Cuba corre el riesgo de ser estrangulada. Esto es lo que quiere hacer el imperialismo USA. Y la derrota de la Revolución Cubana sería un golpe contra la revolución en toda América Latina.
Nadie puede ignorar el colosal papel de Fidel en la Revolución Cubana. Sin embargo, la propia experiencia de Cuba demuestra que sólo rompiendo con el capitalismo, expropiando a las multinacionales y a los bancos fue posible elevar las condiciones de vida de la población cubana, alcanzar la alfabetización, el pleno empleo y una educación y sanidad digna y gratuita. No completar los procesos revolucionarios que se han abierto y se abrirán en América Latina es dejar abiertas las puertas de la contrarrevolución en estos mismos países. Y una derrota en países como Venezuela, sería un desastre para el destino de la Revolución Cubana. ¡Esta fue la gran lección de la Revolución Cubana!
El viejo sueño de una unidad fraternal y próspera de América Latina y el Caribe, esa idea por la que lucharon José Martí y el Che, podría ser una realidad. Basándose en la enorme riqueza natural de muchos de esos países y en la planificación democrática de la economía.
Una vez más la Revolución Cubana tiene que avanzar para no retroceder y en esta ocasión, más que nunca, sólo las ideas del marxismo y del internacionalismo proletario indican el camino. Ahí encontraremos las palancas para desatar esa fuerza imparable que es la del proletariado, en Cuba, en América Latina y en el mundo.