viernes, 3 de octubre de 2008

La farsa electoral de Batista


A finales del año 1957, un año antes del derrocamiento de Batista, el Ejército Rebelde de Fidel sólo de disponía de 300 hombres.
El año 1957, a pesar de las tensiones políticas, fue un año especialmente bueno económicamente. El azúcar había producido unos ingresos de 680 millones de dólares, 200 millones más que en 1956, y más que ningún año desde 1952. Las nuevas inversiones de capital extranjero alcanzaban un total de 200 millones de dólares. A pesar de temores de que el asunto se le escapara de las manos a Batista, el representante del gobierno de EEUU para los asuntos del Caribe, Wieland, tenía motivos para decir a un periodista: "Sé que muchos consideran a Batista como a un hijo de perra… pero lo primero son los intereses americanos… por lo menos es nuestro hijo de perra, no hace el juego a los comunistas
Los políticos de los partidos más antiguos, como los liberales (el primer partido de los primeros días de la República), que habían ayudado a Batista en todo, al final se vieron perdidos. Lo mismo ocurrió con muchos políticos que habían servido a Cuba y a sí mismos, durante los 25 años anteriores (…). En resumen, a lo largo de años, Batista había completado lo que habían iniciado: la corrupción, el gansterismo, el paro masivo y el estancamiento económico. El pueblo cubano había perdido completamente la fe en los hombres que le habían estado gobernando, pero, como es un pueblo de gran vitalidad, no se resignaba a una vida meramente vegetal, y guardaba en su alma un potencial enorme de fe y esperanza, que después movilizó Castro"


El 1 de marzo de 1958 los obispos lanzan una propuesta de paz consistente en la formación de un gobierno provisional y el abandono de la lucha armada, que correctamente no fue aceptado por los dirigentes guerrilleros.

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