Fidel Castro había anunciado una huelga general, pero sin concretar fecha. No contaba con el apoyo del grueso de los sindicatos, ni con el de los comunistas, el único grupo de la oposición con una influencia real en el movimiento obrero organizado. A pesar de que los comunistas querían participar en los comités de huelga fueron rechazados en varias ocasiones, hasta que finalmente el 28 de marzo Fidel Castro escribe para que se acepte la entrada, pero en La Habana consideran que era ya muy tarde.
La huelga resultó un fracaso, pero tuvo enormes efectos en la situación: en relación a las tensiones entre el llano y la sierra, dentro del Movimiento 26 de Julio, se reafirmó hegemonía de la sierra, es decir de Fidel y de los dirigentes guerrilleros frente a los que desarrollaban el trabajo fundamentalmente en las ciudades. Políticamente significó una reafirmación de la autoridad de los sectores más decididos y radicales del Movimiento 26 de Julio. Por otro lado el fracaso de la huelga es interpretado por Batista como una señal de apoyo a su gobierno y se anima a lanzar una ambiciosa ofensiva militar contra la guerrilla. Pero fue una apreciación falsa y la "operación verano" que se lanzó en Sierra Maestra acabó en una derrota, con consecuencias definitivas para la dictadura de Batista.
El Alto Mando de Batista, que ahora era una banda desmoralizada de oficiales corrompidos, crueles y perezosos, sin experiencia de combate, empezó a tener miedo de ser totalmente eliminado por un enemigo cuyo número y paradero no sabían con exactitud.Los guerrilleros constituían una fuerza mucho más pequeña, pero "las fuerzas de Batista no podían avanzar un solo metro sin que al cabo de unos minutos llegara alguien,corriendo y sudoroso, para decírselo a Castro". Las deserciones eran cada vez más frecuentes, incluso en el mando. En julio de 1958, la retirada de Sierra Maestra era total.
El 20 de julio se cristaliza el Pacto de Caracas, firmado en Venezuela entre el Movimiento 26 de Julio y todos los partidos de la oposición, a excepción del PSP, que seguían siendo rechazados (aunque por entonces ya había una aproximación del sector más a la izquierda del Movimiento 26 de Julio con los comunistas para cubrir el frente obrero, vista la incapacidad de los dirigentes más liberales del llano para llegar a los trabajadores) y los dos partidos que se habían prestado a participar en la farsa electoral sin ningún futuro que había organizado Batista. El pacto exigía "una estrategia común para derrotar a la dictadura por medio de la insurrección armada"
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