viernes, 3 de octubre de 2008

Batista y el PCC















De 1937 en adelante Batista, aconsejado por el entonces presidente de EEUU Rooselvelt, concede una cierta apertura democrática e impulsa un mayor control del Estado sobre la economía, especialmente la producción de azúcar y tabaco. Repentinamente, el PCC, que definía a Batista como un "traidor a la nación y siervo del imperialismo" efectúa otro giro de 180 grados. "Batista había comenzado a no ser el principal exponente de la reacción" afirmaba Blas Roca en julio de 1938 y continuaba: "El estallido revolucionario que en septiembre de 1933 lo indujo a revelarse contra el poder no ha cesado de ejercitar una presión sobre él"
El gobierno de Batista recibió la etiqueta de "democrático" por parte de Rooselvelt y en esa coyuntura la burocracia estalinista no quería entorpecer sus relaciones económicas y políticas con el mandatario norteamericano. Ahora los principales enemigos de Cuba eran los fascistas pero no Batista (¡!). Como muestra de agradecimiento el PCC fue legalizado en 1938. Cuando en noviembre del 1939 se llevaron acabo las elecciones para la Asamblea Constituyente, se confrontaron dos coaliciones: Batista y los comunistas por un lado y los Auténticos de Grau y el ABC de la otra. Ganaron estos últimos y el PC obtuvo el 10% de los votos aproximadamente. El año siguiente Batista se hace elegir presidente de una manera no muy limpia y para 1942 dos comunistas, Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez, entraron al gobierno.
En ese período el PCC cambia de nombre, pasándose a llamar Partido Socialista Popular, y figuraba entre los partidos más a la derecha de la Internacional Comunista. El II Congreso del PSP consideró oportuno saludar al presidente Batista con estas palabras: "(...) Deseamos reiterar que puede contar con nuestro respeto, afecto y estima por sus principios de gobernante democrático y progresista" .La crítica al imperialismo estadounidense pertenecía al pasado y, sosteniendo la inutilidad de las nacionalizaciones de las propiedades extranjeras, se proponía "la colaboración en un programa de economía expansiva que aceptaría pagar intereses razonables para las inversiones extranjeras, principalmente inglesas y norteamericanas. Los sindicatos, en 80% de los cuales los comunistas habían conquistado una posición dirigente, publicaron un folleto con el título "La colaboración entre los empresarios y los obreros". Efectuando un posterior viraje político los dirigentes del PSP ofrecieron su colaboración al nuevo presidente Grau San Martín, para después ser desechados y pasar a la oposición en 1946. La sucesión de giros, vacilaciones y traiciones por parte de los dirigentes que se suponían "herederos de las tradiciones de Octubre" en Cuba, constituye un caso paradigmático del desastre que el estalinismo provocó en el conjunto del movimiento revolucionario de América Latina.
Un partido que tenía una influencia decisiva en el movimiento obrero cubano y cuya dirección, en nombre del comunismo y de las tradiciones revolucionarias de Octubre, practicaba la más despreciable política menchevique y de colaboración de clases no podía menos que dejar su impronta en la política cubana.



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